Wednesday, July 11, 2012


Héctor Gaitán

En la primavera de mí vida, cuando mi mente empezaba a formarse y a entender que hay cosas inexplicables, su voz misteriosa cautivaba mi atención y la pequeña cocina se volvía un cementerio de silencio y aun nuestras sombras se escondían detrás de nosotros bajo la tenue luz de una candela y el brillo amarillento de la leña que ardía lentamente ahumando las paredes de madera, mientras el humo se escapaba por el techo de lamina para no oír sus relatos.

Escuchar su nombre me daba escalofríos y mi cuerpo y mente se llenaban de pavor cuando hablaba de la llorona me aferraba al calor de mi abuelo Nisho quien sabiéndome asustado, me acariciaba la cabeza dándome valor y diciendo no pasa nada, mientras el humo de su cigarro se confundía con el vapor de la hoguera y como duende desaparecía en medio de la noche fría.

Señor Gaitán usted siempre fue el invitado de honor en nuestra humilde mesa, no importaba si estaba lloviendo o si era noche de luna llena, la radio transmitía sin falta
La Calle donde tú Vives, mientras mi abuela Matilde preparaba el café y las tortillas de maíz en el comal  de barro que siempre estaba dispuesto a la tortura. Ese aroma del chirmol recién preparado y el queso fresco era casi siempre la cena predilecta de mi abuelo.

Esos momentos de mi infancia volvieron a mi mente hoy miércoles primero de Febrero del año corriente al enterarme de su partida. La nostalgia y la alegría que siempre van de la mano se conjugaron para escribirle estas palabras por las noches mas bellas de mi vida. Hoy que estoy llegando al umbral, entiendo perfectamente que su afán no era el de asustar, si no que al contrario su programa de radio unía familias no importando la clase social. Su voz le daba un toque de misterio a las historias y leyendas que por siempre serán parte del sentir chapín.

Como lo viví, lo cuento porque es posible lograr la unión familiar por medio de historias, es posible afectar positivamente la mente de un patojo y hoy que recuerdo su voz, vuelvo a vivir. Guatemala entera sufre la perdida de un hijo ilustre. La llorona esta de duelo y no sale hoy en la noche. El Cadejo esta inconsolable. El Sombreron no canta mas, los espantos de la Concordia están de luto. El balcón de los espantos esta en silencio. Y la calle donde tú vives se quedara en silencio, esperando con ansias al maestro que no volverá. Quiero escribir la frase que hizo usted popular  y quizás algún día nos encontremos de nuevo en otro lugar: “Como me lo contaron te lo cuento, porque todo cabe en lo posible.” Descanse en paz señor periodista, historiador y amigo del pueblo. Héctor Gaitán. 01-02-2012

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