Wednesday, July 11, 2012


DECADAS
Con dedicatoria a La Colonia Molina por su 50 aniversario.

Décadas que se cuentan con los dedos
pasando casi inadvertidas
cual suspiro en plena madrugada
por aquellos que echaron raíces en la Molina.

Cinco décadas
parece un siglo
lágrimas eternas
congeladas en el tiempo
de tus hijos ausentes
que a la distancia añoran.

Privilegiada Molina
a las faldas del majestuoso Baúl reposas
afana de tu gloria
de tu inmensa historia
guardando celosamente triunfos y fracasos.
  
Tus calles angostas
la cancha de básquet
el campo de fut
aun conservan el eco
de las notas de la marimba
de las risas de los chiquillos
jugando a la pelota.

Fueron los viejos de antaño
que con el alma te dieron forma
y con sus manos, sudor y sangre
el abolengo que aun conservas.

Cinco Décadas
Medio Siglo
que fácil decirlo en el umbral de nuestras vidas
los viejos te cantan
los ausentes te añoran
las nuevas generaciones te claman
todos en un mismo sentir
en un mismo palpar
en lo más profundo de sus corazones.
Poema de Edwin R. Vásquez 2011

ALISON

En el umbral de la tarde
Cuando el reloj baja los brazos
La paz de mi mente
Enciende feroz la búsqueda
De melancolía.

La luz tiene el encanto de la vida
Se vuelve peregne
Se vuelve alegría
Buscando a las musas en calles
En subidas de piedras altenses
Más viejas que mi vida
Que mi poesía.

La soledad sin tu presencia
Es una inseguridad creativa
No estas conmigo
Pero estas en mi mente.

Las horas son siglos
Me siento alejado
Muy apartado de mi gente
En esta tierra la que me dio el primer suspiro
La que me abrió la mente.

Que alegría puede ser más grande
Que caminar en occidente
Desgastando las suelas de los zapatos
Desgastando el alma mía
Mientras la letra de esta poesía
Solo lleva tu nombre
Vida mía.


CAFÉ CON LECHE

Pegado a la computadora
Mientras me preparo un café instantáneo,
Así de fácil en el New York Times
Me entero que la bolsa de valores no tiene fondos,
Y que otro político dejó la contienda.

En el Washington Post
Mientras le agrego azúcar al café,
Busco noticias agradables
Y me encuentro que no hay trabajos
Y  me entero que si esto continúa, la Casa Blanca
Se pondrá de nuevo en renta.

Los Angeles Times anuncia en primera plana
Etta James falleció en Riverside,
Y los piratas del Internet esperan con ansias
Lo que va a pasar en el Congreso
Yo con paciencia le pongo leche a mi café.

En la soledad de mi destierro
Me siento en el sofá
Espero con ansias, alguna noticia optimista
Es muy temprano para escuchar otra nota amarillista.

Por fin,
Es hora de disfrutar
Qué flojera para levantarme,
Dejé el café en la cocina.

Mi Café con Leche ya va a empezar.

Por: Edwin R. Vásquez
01-20-2012

EL CONCIERTO

A sus pies rendidas,
gritando con furor,
las damas, unas llorando
y otras con las manos en el pecho,
suspirando por su amor platónico,
Y él, altivo y sonriente se entregaba por igual
brindando su canto y su amor.

Yo, que observaba atentamente desde el balcón azul,
con un Remi Martin en las rocas en la mano,
absorbía la energía la multitud,
escuchando los truendos aplausos,
hermanados del mundo y el vaivén de las olas femeninas
que cantaban con su amor.

Nunca en mi vida ví, un océano de piernas,
un desfile de mini faldas en un sólo lugar ,
ni la lluvia, ni el frío
impidió a la belleza Latina llevar su mejor atuendo
para escuchar “El Amor”
y desde las más jóvenes hasta las damas de cuatro décadas
gozaron el climax musical,
del “Caudillo” Ricardo Arjona.

Metamorfosis cumplió las expectativas
que el teatro entero esperaba del trovador Guatemalteco
quien se llevo de Los Angeles
mil corazones hermanados en un sólo lugar.




PESADILLA CONSTANTE

La pesadilla constante como un disco rallado,
empieza entre sábanas, en medio de la selva madre,
con un calor intolerable e imágenes de ruinas Mayas.

Me quedo dormido en la madrugada,
y al despertar no recuerdo el por qué
ó como llegué ahí,
y me pregunto a mi mismo cual es el verdadero mensaje,
lo único que recuerdo son las notas de un jazz de Etiopía,
susurrándome en la distancia.

Tengo casi dos semanas de no dormir,
cambié mi dieta,
y no tomo más café en la noche,
aunque a veces me acuesto con hambre,
lo prefiero así, las agruras me enfadan
y las almohadas de seda se tornan rocas.

Esta pesadilla constante de visitar mi tierra,
de soñar que estoy en la cuna Maya, con guías americanos,
no me deja en paz,
los habitantes del Petén, me hablan en Inglés,
y yo que vengo a desintoxicarme el alma,
de las barras y las estrellas,
me encuentro con una colonia americana.

Detenidamente analizo las imágenes,
que apenas recuerdo de mis pesadillas,
y me doy cuenta que es verdad,
y que es la triste realidad,
y aunque duele aceptar que el nuevo imperio avanza sigilosamente,
como lo hace el jaguar entre la selva virgen tras su presa,
ya nada queda del viejo imperio Maya,
más que las ruinas que representan a los que ya no están,
a los que desaparecieron.



POETA DEL PUEBLO

Ayer fué un silencio profundo 
las redes sociales anunciaban
la muerte de Facundo.

Fué un balde de agua helada para Argentina,
para el mundo entero un golpe al vientre
y para nuestra sufrida Guatemala
una bofetada en la cara.

Se tiñó de sangre el suelo patrio
y todos los que no son de aqui
y todos los que no son de allá
lloraban tu partida
y se mordían los labios de rabia
por tan infame tragedia.

Amigo Facundo, dejaste huellas profundas
en tu caminar por el mundo,
haciendo con tu poesía amistades eternas
y a tu guitarra la mejor compañera
la mejor de tus amantes.

El pueblo honesto de Guatemala
su gente sencilla, amable y trabajadora
con sus ojos llorosos levantan la frente
y piden perdón al mundo
por tanta injusticia
por tanta violencia.

Fue mi Xelajú del alma
quien escuchó por última vez  tu cantar
fue la cuna de la cultura altense
la que te dio en vida el último aplauso
despues de escuchar con el alma tu cantar
cual sublime como las notas de nuestra Luna de Xelajú.

Hasta pronto ciudadano del mundo
poeta del pueblo
trobador eterno
amigo del alma
Facundo Cabral.



CARTA AL MAESTRO SALVADOR MINERA SALDAÑA

Rosamond California 21 de Julio, 2010.

   
      Maestro, quería escribirle un poema, el cual lo llenara de elogios y de gloria, pero sus enseñanzas fueron de humildad, respeto y dignidad hacia la humanidad.  Quería contarle al mundo lo basto que era su conocimiento universal, especialmente de los problemas socioeconómicos del país, aunque de todos era sabido.  Sin embargo, profundamente lo que a usted más le preocupaba en la vida era el amor a la familia y a sus estudiantes. Sí, eso era lo más preciado y más valorado, y lo que le hacía continuar en la ardua tarea de la enseñanza.

     Escucharlo hablar a usted era escuchar a un patriota, la dignidad de ser Quezalteco brotaba por sus poros y contagiaba ese sentir de amor y  orgullo.  Cada palabra escogida, cada oración contenía la sabiduría que sólo dan los años y la experiencia.

     Nuestro primer encuentro fue cordial, yo amante de la pelota y usted de los libros; poco sabía yo de la influencia que usted dejaría en mí, ya que vivir en nuestra tierra en los ochentas era toda una aventura.  Usted me enseñó la importancia de aprender a amar a la patria, me contagió el gusto por la música, la poesía y todo aquello que significaba y enorgullecía el ser Quezalteco.

    Recuerdo que fueron épocas difíciles, sobrevivir a la persecución, secuestro y muerte a los intelectuales, estudiantes, doctores y hombres de bien que no hacían más que educar a aquellos que no tenían voz, acerca de aquellos que estaban en el poder y que siempre temieron a la verdad. Esas eran las notas rojas en los periódicos locales. Esa era la angustia que se vivía y respiraba en los rincones, calles, cafés y hogares; estoy convencido que esa fue una de las razones por las cuales usted me brindó la mano y me enseñó a volar.


     Así es maestro, usted llegó en el momento más crucial de mi vida; yo un barco a la deriva, usted el viento tranquilo que dirigió mi rumbo en ese océano de ansiedades é inseguridades hacia una tierra firme. Fue por usted que el eco de la marimba resuena en lo más profundo de mi alma.  Es por usted maestro que nunca me falta una taza de café cuando leo un libro, escribo un poema o simplemente añoro caminar por esas calles empedradas de mi amada Xelajú.

    Los momentos más hermosos y más impactantes en mi vida no los viví en un salón de clase, se dieron en esas gloriosas tardes de café en El Pájaro Azul frente al parque central; las mesas se convertían en foros de política y literatura, música y filosofía, arte y teatro, y problemas sociales que usted defendía a  muerte frente a sus adversarios, esos intelectuales de saco y corbata que con cigarro en mano entraban al campo de batalla sabiéndose derrotados por el amigo del alma.  Yo, al igual que otros patojos, observaba detrás del telón imaginario esas cátedras magistrales, absorbía lentamente cada movimiento como si fuera un juego de ajedrez o una obra de teatro y cada palabra era un acto, mientras pasaban las horas y el café se enfriaba afanándose de tanta cultura.

    Hoy que recuerdo su partida comparto estas historias, para muchos desconocidas, guardadas en ese baúl que se hace cada día más viejo junto con todas aquellas cosas que valen la pena y que uno ama y conserva, como el primer beso, la primera caricia, el primer poema de amor y las lágrimas que se derraman cuando alguien te rompe el corazón por primera vez. Sí, allí están esos recuerdos, junto a esos momentos de nostalgia que se siente cada vez que escuchas las notas del himno nacional fuera de tus fronteras y se te parte el alma por regresar. Allí maestro están sus enseñanzas, en el baúl de los recuerdos.


     La última vez que lo ví fué en un café, pocos días antes de su partida, yo estaba por marcharme; entró usted con el periódico en mano y su suéter colgado en el cuello como le gustaba, se sentó y empezó a leer; yo siempre con mi mochila llena de sueños, me le acerqué y fué tanta la alegría de verlo que me puse a llorar; usted con paciencia y sabiduría me tomó del brazo, como a un hijo mal obediente, y me dijo “Todo está bien”. Yo quise decirle tantas cosas, pero las lágrimas no me dejaron hablar; quería decirle “maestro, usted me cambió la vida, soy alguien, estoy vivo, gracias por cruzarse en mi camino”, pero no pude; es que acaso esa fué mi despedida, no lo sé, estreché su mano y me marché llorando.

     El círculo de la vida se cierra cuando alguien se va y se cierra no para olvidar, sino para conservar esas cosas maravillosas que la vida te dá.  Yo le recuerdo con mucho cariño en la distancia y de vez en cuando saco el parnaso quezalteco, ese libro que tanto me recomendó, me preparo un café y echo mi mente a volar.

Lo quiere y recuerda.

Edwin Roberto Vásquez
Repollito como me decía usted de cariño.



Héctor Gaitán

En la primavera de mí vida, cuando mi mente empezaba a formarse y a entender que hay cosas inexplicables, su voz misteriosa cautivaba mi atención y la pequeña cocina se volvía un cementerio de silencio y aun nuestras sombras se escondían detrás de nosotros bajo la tenue luz de una candela y el brillo amarillento de la leña que ardía lentamente ahumando las paredes de madera, mientras el humo se escapaba por el techo de lamina para no oír sus relatos.

Escuchar su nombre me daba escalofríos y mi cuerpo y mente se llenaban de pavor cuando hablaba de la llorona me aferraba al calor de mi abuelo Nisho quien sabiéndome asustado, me acariciaba la cabeza dándome valor y diciendo no pasa nada, mientras el humo de su cigarro se confundía con el vapor de la hoguera y como duende desaparecía en medio de la noche fría.

Señor Gaitán usted siempre fue el invitado de honor en nuestra humilde mesa, no importaba si estaba lloviendo o si era noche de luna llena, la radio transmitía sin falta
La Calle donde tú Vives, mientras mi abuela Matilde preparaba el café y las tortillas de maíz en el comal  de barro que siempre estaba dispuesto a la tortura. Ese aroma del chirmol recién preparado y el queso fresco era casi siempre la cena predilecta de mi abuelo.

Esos momentos de mi infancia volvieron a mi mente hoy miércoles primero de Febrero del año corriente al enterarme de su partida. La nostalgia y la alegría que siempre van de la mano se conjugaron para escribirle estas palabras por las noches mas bellas de mi vida. Hoy que estoy llegando al umbral, entiendo perfectamente que su afán no era el de asustar, si no que al contrario su programa de radio unía familias no importando la clase social. Su voz le daba un toque de misterio a las historias y leyendas que por siempre serán parte del sentir chapín.

Como lo viví, lo cuento porque es posible lograr la unión familiar por medio de historias, es posible afectar positivamente la mente de un patojo y hoy que recuerdo su voz, vuelvo a vivir. Guatemala entera sufre la perdida de un hijo ilustre. La llorona esta de duelo y no sale hoy en la noche. El Cadejo esta inconsolable. El Sombreron no canta mas, los espantos de la Concordia están de luto. El balcón de los espantos esta en silencio. Y la calle donde tú vives se quedara en silencio, esperando con ansias al maestro que no volverá. Quiero escribir la frase que hizo usted popular  y quizás algún día nos encontremos de nuevo en otro lugar: “Como me lo contaron te lo cuento, porque todo cabe en lo posible.” Descanse en paz señor periodista, historiador y amigo del pueblo. Héctor Gaitán. 01-02-2012